miércoles, 10 de septiembre de 2008
miércoles, 3 de septiembre de 2008
Salpicados por la hipocresía
No muy lejos de aquí bombea un oscuro corazón, que alimentándose de engaños mata todo el amor que bajo él se cobija. La sangre negra y espesa hace de la luz una tiniebla mortecina que nubla cualquier acto de buenaventuranza. Las casualidades se convierten en pesadillas , y lo que no son casualidades no llegan a la altura de nada deseable.Traición, engaño y deslealtad, utilizadas para alimentar el ego de una mente retorcia llena de complejos.
Por fuera, como Dorian Grey, al igual que un ángel, por dentro fluye la decadencia del mounstro más vil.
Traicionas y congelas el corazón de los demás, de los que tenemos aún esperanza, nos tiras al suelo y nos vuelves igual de mezquinos y retorcidos, pero pasará.
Solo y solo tú, te verás vagando por las cloacas por las noches, tu mente pestilente te señalará como el único culpable de la frustrante vida que llevas. Ese infierno personal te perseguirá en cada momento de soledad y de inseguridad, te quemará poco a poco, devorando cada última oportunidad de sonreir, cada última oportunidad de ser feliz.
Tu amargura será tan ardua que, aunque fuertemente aprietes tus ojos no podrás ni llorar. Ya no esperarás nada más que la muerte, la llamarás con todas tus fuerzas, y a mí simplemente me darás pena.
Por fuera, como Dorian Grey, al igual que un ángel, por dentro fluye la decadencia del mounstro más vil.
Traicionas y congelas el corazón de los demás, de los que tenemos aún esperanza, nos tiras al suelo y nos vuelves igual de mezquinos y retorcidos, pero pasará.
Solo y solo tú, te verás vagando por las cloacas por las noches, tu mente pestilente te señalará como el único culpable de la frustrante vida que llevas. Ese infierno personal te perseguirá en cada momento de soledad y de inseguridad, te quemará poco a poco, devorando cada última oportunidad de sonreir, cada última oportunidad de ser feliz.
Tu amargura será tan ardua que, aunque fuertemente aprietes tus ojos no podrás ni llorar. Ya no esperarás nada más que la muerte, la llamarás con todas tus fuerzas, y a mí simplemente me darás pena.
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