miércoles, 27 de agosto de 2008

domingo, 24 de agosto de 2008

El jardín de la alegría

- Te estás haciendo viejo
- ¡No! las arrugas son de tanto reirme


2000. El jardín de la alegría de Nigel Cole

martes, 19 de agosto de 2008

domingo, 17 de agosto de 2008

Del amor al odio


Un sudor frío recorre mi cuerpo, los segundos pasan angustiosamente lentos y el sonido que causa su aguja taladra mi cerebro. Por la ventana se cuelan los típicos sonidos de la gran ciudad, sirenas, botellas rotas, algún disparo al aire y un gato mauyando en la oscuridad. Aquí dentro hay todo un festival de ruidos fantasmales, los muebles crujen, la nevera no cesa en su antiguo zumbido, los muelles de la cama chirrían en cada uno de mis movimientos, las cañerías llevan agua a algún lugar remoto, y la televisión del vecino se oye como si la estubiera viendo yo, de fondo el tic tac del reloj va corroyéndome, como si lo que contara fueran los segundos que me quedan de vida.Debo mantenerme fría como el metal que duerme a mi lado. Alguien mete sin tiento las llaves en la cerradura mientras yo empiezo a sudar y a arder en el que podría ser mi lecho de muerte. El diablo entra haciendo eses con un portazo a su espalda, gritando cosas insultantes. Me arropo y cierro los ojos, realmente me gustaría no estar despierta. El gran muro de piedra que había construido hace unas horas en mi imaginación aparece ahora destruido, lleno de huecos por los que colarse a dar caza al enemigo. Entra en la habitación sin molestarse en romper mis delicados sueños, se acuesta a mi lado y en cuanto llega su olor a whisky barato se me revuelven las tripas, inconscientemente comienzo a rezar pero no me se ninguna oración. 
- Se que no estás dormida preciosa. 
Mientras susurra eso, puedo imaginar sus ojos lascivos desnudándome y los recuerdos monótonos de las noches parecidas acuden de la cabeza al estómago despertando las arcadas en mi interior. Sus manos se posan cruelmente en mi piel, están sucias, grasientas y son enormes, llego a recordar que antes amaba las manos que ahora transgredían mi cuerpo sin piedad alguna. La respiración me empieza a fallar y los sollozos me ahogan, las fuerzas me abandonan. Me grita, me golpea y me da la vuelta, por primera vez miro los ojos en los que antes me gustaba mirarme, me dan miedo. Empieza a manosearme, sus manos descienden por mi cuerpo al mismo tiempo que mis lágrimas por mis mejillas y entonces recuerdo el frío. Recuerdo que debo mantenerme fría, como si no pasara nada, templar mis nervios y dejar de sufrir. Todos estos pensamientos fluyen por mi sistema nervioso, desde el corazón al cerebro, y este impulsa la estocada en el corazón. El cabrón tiene un rostro de sorpresa indescriptible, intenta luchar pero mi fuerza a sido repetidamente brutal en cinco ocasiones y la cama es ahora como una piscina cubierta con sangre. Casi sin aliento insulta y maldice mi nombre mientras yo sonrío. 
Me siento sobre su cuerpo casi sin vida y desciendo hasta su oído izquierdo.
- Tu vida se acaba, la mía empieza ahora.  

miércoles, 13 de agosto de 2008

lunes, 11 de agosto de 2008

Con la vida de lado


Primero dejé de escuchar a mi razón, luego dejé a la gente de lado. Dejé de creer en mí y en todo lo que rodeaba a mi persona. Dejé de dormir por las noches y de estar despierta por el día. Dejé de pensar, de cuidarme y de quererme. Dejé de reir y de llorar, de respirar y de sentir. Más tarde dejé las esperanzas y los sueños aparcados. Dejé de hacer planes y de conocer gente nueva. Dejé de salir, de beber y de escuchar. Dejé el cielo, la tierra y el infierno. Mi corazón también dejó de latir, la cabeza de regir y el cuerpo paró de moverse. Dejé lo que más me importaba en la cuneta, dejé de ir a clase y de divertirme. Dejé mis pasiones, mis vicios y mis virtudes.
Lo deje todo abandonado, como si no me importase. Todo el mundo pensó que tenía una razón, justa o injusta, pero que la tenía. Mi corazón pensó que le había abandonado por la razón, los sueños creyeron que les habia dado de lado por la realidad, las pasiones se sintieron sustituidas por la meditación, mis lágrimas pensaron que no dejaba de reirme, y el amor se pensaba sustituido por el odio.
Pero lo cierto, es que finalmente no hay motivo alguno. No hay nada significativo que justifique esta actitud. Lo cierto, es que no he sustituido ni cambiado ninguna cosa por otra. Lo cierto, es que lo he dejado todo por nada, por algo que no existió, ni existe ni existirá.
Si uno deja su vida por nada...
¿No es hora de retomarla?

jueves, 7 de agosto de 2008


Hubo un día en que perdí el rumbo, un día en el pasado, no muy lejano, en el que el cielo me besó la espalda. Queriendo llorar solo salían sonrisas de mis ojos, un día en que quería arrancarme la piel, pero no podía parar de ser feliz. Se apagaron todas las luces, la oscuridad me invadía, pero no era capaz de dejar de bailar con las estrellas. Mírate en la casa de los espejos y no verás más que mis dos pupilas sonrientes ocupándolo todo, mientras la risa se pasea por caminos que dejan su polvo en mis zapatos. 
Sentarse a los pies de un lago y percatarse de que todo es perfecto, que mi sintonía con el mundo es tan grande, que ningún dios podría estropearla. Miro a la persona que descansa a mi lado, tanta compenetración me duele, tanto amor hace que mi espíritu quiera marcharse, salir por mi boca y bailar con el suyo. De fondo un violín rompe el viento, mientras el sol se esconde tras una hilera de árboles. Ahora soy capaz de llorar, pero de alegría, me late tanto el corazón que podría abarcar la tierra y abrazarla hasta hacerla feliz. Tanto amor quema, me eleva, me condena a volar eternamente por un cielo que se pinta azul y cuya redondez me sitúa en una gigantesca bola de cristal, donde todo reluce. Es todo tan bonito, que ya no se que hago yo aquí descuadrando el paisaje.
A ratos me atrapan la decadencia y la desidia, pero solo el ínfimo recuerdo es suficiente para pintarme una sencilla sonrisa.